domingo, 23 de abril de 2017

Tamari y shoyu


Actualmente la salsa de soja es un producto que está prácticamente en venta en casi cualquier superficie, como resultado de la expansión de la cultura japonesa en España. En cierto modo es un avance en la alimentación, siempre teniendo en cuenta su composición original. 

El Tamari es un líquido, producto de la fermentación de la soja, su función principal es ayudar a dar sabor a las comidas. Cuando vamos a comprar vemos una gran variedad de este producto, en la etiqueta tiene que aparecer bruto y fermentado 100 %, para que sea el producto original, el cual contiene una gran cantidad de aminoácidos y es un buen alcalinzante a nivel corporal. 

El problema es que marcas comerciales han sacado imitaciones a lo español, europeo y americano más asequibles y con componentes nada convenientes a nuestro organismo. El otro día estuve mirando marcas famosas de salsas que han sacado la salsa de soja y algunas le han añadido soja transgénica, azucares y varios elementos que empiezan por E-xxx. Complementos que más que ayudarnos nos perjudican. Por eso la importancia de elegir el producto adecuado. En las herboristerías y muy pocas marcas de supermercado se encuentran los originales y aunque sean más caros son más beneficiosos para nuestro organismo y tienen mejor sabor.

Ahora importante ¿Cómo utilizarlo? Si se añade a un cocido, sopa o preparación en caliente se debe poner siempre al final de la cocción y si se toma como aliño o salsa hay que mezclarlo con limón o aceite u otros complementos Yin para suavizarlo, como mayonesa, vinagre de vino, nuez moscada, o pimienta. 

El porqué es no debe tomarse crudo ni combinarse con el arroz u otro cereal, pues puede producir demasiada contracción pancreática, lo que se traduce en un hambre insaciable. Combina bien con verduras, legumbres, salsas y todo tipo de proteínas en general. 

Y viene la pregunta, ¿cómo es posible que siempre nos pongan salsa de soja en un japonés con el arroz?. Es cierto que en todos los restaurantes o comidas a domicilio de origen japones cuando pedimos sushi, makis o algún plato con palillos nos traen un bol o paquete con salsa de soja. Una de las razones es porque es tradición y otra para abrir el apetito sutilmente, al igual que los distintos trucos que se utilizan aquí en España en los bares. 

Ahora el origen del título del blog, tanto como vinos y denominaciones hay en España, la salsa de soja tiene varios tipos, entre los que conocemos están tamari y shoyu. La única diferencia es que el shoyu se trata de un tamari más diluido, menos salado y más fácil de manejar para el uso diario.

miércoles, 4 de enero de 2017

El saco del carbón


Ahora que son fiestas y temporadas de regalos, de pequeños me acuerdo que me decían "si no te portas bien en vez de regalos te van a traer carbón", seguro que es una tradición que se pasa de generación en generación para portase como niños buenos, y que aun hoy en día se sigue haciendo, sigo viendo que en las tiendas de dulces se vende carbón dulce.

De pequeña me regalaron trozos de carbón dulce, y mi impresión fue, ¿he sido tan mala?, y al ver eso me hacía más rebelde todavía, son tradiciones que hay que erradicar, ya que no enseñan nada, hacen a los niños con más dudas del bien y el mal.

El otro día encontré una fábula llamada "el saco del carbón" y que se puede aplicar en la vida real, que si se puede contar a los niños para que aprendan, incluso nos la podemos aplicar a nosotros mismos. A continuación os la escribo.

Un día, entre en casa dando patadas en el suelo y gritando muy enfadada. Mi madre, me llamó. Y yo, la seguí, diciendo en forma irritada:

–Mama, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Marta no debió hacer lo que hizo conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarla!

Mi madre, una mujer normal, pero llena de sabiduría, me escuchaba con calma y yo continuaba diciendo:

– Imagínate que la muy estúpida me humilló frente a mis amigas. ¡No acepto eso! Me gustaría que se pusiera enferma para que no pudiera ir más a la escuela.

Mi madre siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final del jardín y me propuso:

– ¿Ves aquella sabana blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Marta y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a ella. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después yo regresare para ver como quedó.

Yo lo tome como un juego y comencé a lanzar los carbones pero como el tendedero estaba un algo lejos, pocos de ellos acertaron la sabana. Cuando, mi madre regresó y me preguntó:

– Hija ¿Qué tal te sientes?

Yo le respondí – Cansada pero alegre. He acertado algunos pedazos de carbón a la sabana.

Mi madre me tomo de la mano y le dijo:

- Ven conmigo quiero mostrarte algo.

Me colocó frente a un espejo que me permitía ver todo mi cuerpo. ¡Qué susto! Estaba casi todo negro y sólo se le veían los la boca y los ojos. En ese momento mi madre me dijo:

– Lu, cómo has podido observar la sabana ha quedado un poco sucia pero no es comparable a lo sucia que estas tú. El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queramos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, o acciones los residuos y la suciedad siempre quedan en nosotros mismos.

El rencor y el resentimiento son sentimientos que nos hacen mucho daño, perdona y deja marchar ese sentimiento que tanto te duele, el perdón es para ti no para la persona que te ha herido.